Mi querido y viejo amigo Jose, también llamado Hevia en el mundo cuevil por su faceta de gran soplagaitas (extraño vicio que también comparto con él), siempre que me lo encontraba en verano y le preguntaba: “¿Qué, Jose?, ¿qué vas a hacer en vacaciones?, ¿te vas a Piris?”, él me contestaba con su parsimoniosa forma de hablar: “Me voy a la campaña de exploración en Picos, con el grupo de espeleo, tio”. Y con cierto asombro, le interpelaba: “Ahh, carámba…¿buscando cuevas nuevas?…”.
Yo que aún no había ingresado en esa secta de poceros un poco locos pero todos excepcionales personas y aún mejores compañeros, conocida como GE Flash, pensaba: “¿Cuevas nuevas?, peroo, en este mundo en el que el hombre ha pisado la luna varias veces, ¿aún hay cuevas sin descubrir?”, y a continuación, dejándome llevar por un arrebato filosófico le decía a Jose: “Joerr, Jose, tío, ¿te has dado cuenta que cuando te estás metiendo en una nueva cueva sin explorar, es la primera vez que un ser humano pisa esa parte de la tierra?”. Y nos despedíamos llevándome la sensación a casa de que a Jose a pesar de su silenciosa proeza, y por su grandiosa modestia, no le había hecho sentir ni por un instante como un segundo Neil Amstrong intraterráqueo.
Llegó el momento en el que los hados, el destino, o yo que sé que, me condujo a iniciarme en el maremagnun de cuerdas, cabos de anclaje, croll, arnés de pecho, etc, etc, y en el grupo de nuevo volví a oir las dos sugerentes palabras: “La campaña”.
Inmediatamente, para un fantasioso como yo, se me venía a la mente la aventura, el pateo monte através explorando por los salvajes y bellísimos Picos de Europa…, aunque por otra parte pensaba: “Pero un pardillo como yo, qué pinta en una actividad reservada para avezados y aguérridos espeleólogos. ¡¡ solo voy a estorbar si voy!!”. Por suerte, un día hablando con mi también viejo amigo el Dóctor, me quitó esa idea de la cabeza y me animó a que si me apetecía, fuese a la campaña. Así que con la modesta intención de portear material, montar tiendas de campaña o de hacer los bocadillos de jamón me lancé a la aventura.
Con la alegría acostumbrada, partimos el domingo a… LA CAMPAÑA, Jose Hevia, Juanillo, Juan (Cuadro) y yo. Así, codeándome con los grandes…, vaya osadía por mi parte.
Desde nuestro “campamento base” del aparcamiento de Lozoyuela, llegamos al precioso puebluco de Bejes, y ya había compañeros en la “casa”. Paco y Anna del valenciano GE Tracalet, y nuestro querido Gorge (el Cordi para los novatos del Flash) e intendente de la expedición. También tuve la oportunidad de conocer al mítico Vicent, aunque dada su convalecencia de una reciente operación, en una versión mas descafeinada y comedida.
Trás la primera noche de vivaqueo con Jorge en la bolera de Bejes, en parte para evitar a los compis la tortura de mis “respiraciones fuertes” y en parte para huir del aroma a pis y caca de gato de la “casa”, llegó la primera mañana de la campaña.
Expectante, asistí al debate entre los grandes acerca de la actividad a realizar. Tras mil vueltas y piruetas dialécticas, parece ser que marca de la casa del GE Flash, se decide hacer trabajo de pateo y exploración, en busca de la Topinoria (dichoso nombrecito, hasta que me salió bien decirlo).
Tiempo de Picos. La mañana en Bejes estaba medio despejada, pero a medida que ascendíamos con dos coches por una pista de auténtico vértigo, se aproximaban negros nubarrones.
Comienza el pateo, y nada más empezar a andar encontramos la boca de la SN3. Juanillo, tira dentro de la boca sus gafas de sol, para así tener una excusa para volver un día a buscarlas. Pero el objetivo no era esa boca. Había que encontrar la Topi…, Topinoria (vaya nombre).
Organizados por Paco, y ayudados por gps, mapas, móviles, etc, cual batida para levantar al llobu o al osu, en linea, comienza el barrido monte através buscando la Topinoria, y porqué no, otros agujeros. Como no puede ser de otra forma en Picos, se nos viene encima la lluvia, el orbayu, la niebla…pero la batida continua ajena a las adversas condiciones climáticas. Anna, arrastrando un antiguo y molesto desgarre de fibras en la pierna… una heroina.
Al poco, encontramos la boca de la Topinoria y asisto a la evaluación de los expertos de la pobre y vieja instalación que hay, y de sus posibilidades.
Con la sensación del trabajo realizado, comemos, y regresamos con la intención de celebrarlo en el bar “El Teju” de Bejes con las consabidas cervezas (cacola para Jose), pero como hay que ser tenaz, hay que volver haciendo batida por otra faja de terreno por si aparecen otros agujeros, porque para eso estamos en CAMPAÑA. Asi que ¡¡ a buscar compañeros !!
Y el puro azar hizo que al atravesar una zona de rocas y bloques, me pareciera ver un agujero. Me acerco. El agujero es oscuro, y como si supiera de esto, tiro una piedra a ver si se oye el golpe. Umm, parece que hay caida. Aviso a los compañeros. Interesante pozito. Mañana hay que volver.
Con el subidón por mi parte, de haber hecho algo útil, seguimos batiendo, y cerca de allí, otra lengua de bloques y rocas… y ¡¡otro agujero!!. Tiro la piedra, y ¡¡ parece que también hay caida!!
Serán bautizadas con los nombres, SN7 (la primera) y SN6 (la segunda).
Al día siguiente, y ya con los objetivos bien definidos, se sube con el típico tiempo de perros, unos a explorar la Topinoria y otros a echar un ojo por si acaso tiran los agujeros esos que el novato ha descubierto.
Jorge y Paco abren brecha en la SN6, y la cosa tira…Al menos los “jefes”, me dejan bajar el primer pozo. Anna se queda arriba, helada de frío la pobre.
Al regreso de la campaña, me enteré con gran emoción que la SN6, no solo tira con un pozo muy cómodo de explorar, llegando a un desnivel acumulado de – 200 m., sino que tiene pintar de continúar.
Como dice Jorge, tengo que “entrenar mucho” para el año que viene explorarla yo también.
Como unos paisanos nos habían hablado, vino y cerveza en mano en la tasca del lugar, de una mítica cueva en la que los pastores llevaban a madurar los famosos quesucos Picón Bejes Tresviso, y que estaba en el vertiginoso Salto de la Cabra, a la que regresábamos de la SN6 y de la Topinoria, hicimos un vano intento de encontrarla, no sin algo de miedito, por lo expuesto de esas cuestas de hierba peinada tan típicas de Picos de Europa.
Hasta los últimos días de la campaña no encontrarían la boca los compañeros. ¿¿ Cómo diantres bajarían los paisanos a la cueva cargados con el cuévano lleno de quesos y calzando unas madreñes ??
Solo me quedaba un día, el miércoles, porque el jueves por la mañana me tenía que volver ya a Madrid, pero sale lluvioso (que novedad), así que se opta por reservar fuerzas, y recuperarlas, y vamos a Sotres a comer.
Al menos tendré la oportunidad de conocer y experimentar otro hito mítico de la campaña…La Gallega, templo de la comida de verdad y “enxebre”. Tras una aventurera travesía por una pista de vértigo, atravesando increibles hayedos, y con remolcado del Fiat 4×4 de Jorge, Fabes, Cabrito, y tartas de queso, Oh !! acompañados con la conversación y anécdotas de la dueña.
A la que volvíamos de la zampa, y como estábamos en campaña, hicimos alguna que otra parada ante agujeros prometedores, que acabaron en eso, en prometedores, incluido un nicho en el que me metí cual oso hibernante, con la sospecha por mi parte de que se trataba de la típica novatada al pardillo…
En resúmen, una experiencia única, en la que pude hacerme una idea, una síntesis de la campaña. Faltó acampar en Las Vegas…pero eso, es otra historia.
Compañeros novatos, ¡¡ animaros para el año que viene !! ….el New Flash viene pisando fuerte.
Miguel Burri-Aquel que perdió la bota