Tras una semana Santa de actividad espeleológica y de barrancos en la sierra de Castril, volvimos a encaminarnos hacia el sur el pasado fin de semana.
Hacía ya mucho tiempo desde la última vez que entré en la Cueva de Los Chorros, aunque la sensación de fascinación fue la misma que la primera.
En esta ocasión el viaje salió redondo; por encontrar varios sitios donde pernoctar, por el tiempo que nos acompañó durante todo el fin de semana, y sobre todo porque esta vez el sifón Vera no se resistió.
La incursión fue redonda puesto que alcanzamos más objetivos que los que en un principio nos habíamos marcado; lago azul, lago largo, río blanco, sifón Vera e incluso descubrimos las galerías secas por el paso Grau, lo que sin duda nos facilitará el planteamiento de acceso en futuras visitas.
El colofón de la salida lo puso la entrada el domingo a la cueva del Farallón, a la que tenía especial interés por visitar. Cueva corta aunque espectacular. Basta pararse un momento en alguna de las varias salas repletas de formaciones para contemplar algunas realmente fascinantes.
Carlos Beltrán.