Mientras se van los fríos a marchas forzadas, me vienen los recuerdos de dos inviernos que hemos vivido recientemente. El residir en una plaza tan céntrica en este país de contrastes es la ventaja que tiene, por buscar alguna… Así hemos podido viajar a dos inviernos muy diferentes en un breve espacio de tiempo.
En la sorprendente Serranía de Cuenca nos recibió un invierno frío y, aunque nos respetó amablemente la meteorología, la nieve estaba más que presente en la Muela de la Madera y las pistas nos permitieron acercarnos sólo andando hasta las simas. En los pozos llovía, y en las galerías inferiores dominaban las zonas encharcadas… El movimiento y las ganas de adentrarnos fueron la única forma de combatir la mezcla de humedad y frío que nos entraba en el mono.
Pocos días después tuvimos la oportunidad de visitar la impresionante Sima de la Higuera, en la sierra murciana. Mucho más ligeros de ropa nos aproximamos a la verja de la sima, y, ya en su interior, también nos mojamos al cruzar un lago. Pero al poco tiempo ya estábamos secos, y el estar parados en la sala del paraíso contemplando aquel espectáculo de formas no nos suponía el sentir ni una gota de frío.
Y así es como hemos pasado dos inviernos en estos dos mundos subterráneos tan espectaculares y tan queridos, tan cercanos a nuestros corazones y a nuestros lugares de residencia, a los que, sin duda, no tardaremos mucho tiempo en volver.
Jose L. Izquierdo “Hevia” y Jorge Mateos “Gorgue”
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Un saludo desde Navarra.