A veces algún compañero te dice: pero, ¿otra vez vas a volver a ese agujero? ¡Si ya te saludan las piedras! No sabría qué responder exactamente, pero es cierto que algunos no nos cansamos de repetir las simas y las cuevas que nos fliparon y nos engancharon de por vida a este “deporte”… Bueno, de vez en cuando… Una excusa muy buena es volver con la gente que se va incorporando a nuestro grupo. El compartir esos rincones con amigos que los descubren por primera vez resulta ¡emocionante! Supone una dosis más de motivación y un aliciente para volver.
Corría el año… 2000, y nos llegaron rumores de que una sima conocida de nuestro querido Cañón del Río Lobos, que apenas alcanzaba los 30 m de profundidad, había sido reexplorada con resultados sorprendentes: de pronto pasó a ser la más profunda de este karst, ¡y con desarrollo horizontal!.. Tan magnífico hallazgo, protagonizado por el grupo Espeleoduero sale poco después publicado en la revista Subterránea (nº 14), de la cual en esa época era director nuestro compañero Carmelo. No tardamos mucho tiempo en ir a conocer los nuevos misterios de la que era una de nuestras casas los fines de semana. De aquellas incursiones hemos recuperado unas cuantas diapositivas que realizamos entonces, y que, ahora, como hemos podido, pasan a formar parte del mundo digital.
Semanas atrás, hemos vuelto, con nuestros nuevos amigos, ya en la era digital, y hemos captado nuevas imágenes para inmortalizar otra vez esos rincones. Ha sido un placer volver a revivir el recorrido por la cueva, y comprobar, una vez más, lo divertido y lo sorprendente que es… Y ver que la emoción y la sorpresa de nuestros nuevos compañeros parecen las mismas que sentimos nosotros en aquella primera vez.
Habrá que volver, ¿no?
Es primordial conservar estas cavidades, ser muy respetuoso en su visita, entrar en grupos reducidos y solicitar permiso al Parque Natural del Río Lobos.
Fotografías: Archivo GE Flash, Óscar de Paz y María Jesús Celaya