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El viernes por la tarde, en medio de un terrible atasco en la A1, Elena y yo salimos de Madrid hacia Venturada al encuentro de Virginia.
Ya juntos los tres, nos fuimos hacia el Cañón del Río Lobos. Cenamos en Casarejos, pero no en el bar de la carretera, sino en el de dentro del pueblo, que por cierto, es muy recomendable: grandes bocadillos, buenos precios.
De aquí, a dormir al refugio de Las Tainas, que afortunadamente estaba libre. Hacía una noche calurosa y había una enorme luna llena, así que antes de dormir estuvimos un buen rato charlando.
El sábado, a la inusual hora de las 10:30am estábamos entrando en la cavidad.

Sin más problemas que los habituales, llegamos abajo e hicimos el hermoso y divertido recorrido horizontal que hay en la base. Incluso alguno de nosotros se animó a bajar hasta la cota mínima por el último pozo de 8m, que tenía una cuerda instalada en fijo.
Tras el recorrido, comimos y pa´rriba.
Cuando salimos, hacía un calor asfixiante (38 grados). ¡Cómo me caía el sudor por la frente saliendo del último pozo…!.
Tras asearnos, nos fuimos a tomar unas cervezas hidratantes y a localizar la entrada de la Cueva del Río. Nos quedamos con ganas de visitarla, pero nos teníamos que ir a Madrid y además, hacía tantísimo calor que…

Por cierto, para visitar las Tainas hay que pedir permiso al Parque Natural del Río Lobos mediante fax, pero no es necesario solicitarlo para la Cueva del Río, ya que está fuera del Parque. Nosotros no nos dimos cuenta del detalle y a los pocos minutos de solicitar el permiso nos llamaban por teléfono del Parque para pedir detalles sobre esa cueva que no conocían.

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