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En unos pocos años, y desde que fue habilitada para el turismo en 2005 con la realización de un proyecto de gran envergadura, la cueva del Soplao se ha convertido en una de las cuevas turísticas más importantes de España y uno de los principales reclamos turísticos de Cantabria. Recientemente se ha publicado un libro fotográfico de gran formato sobre la cueva, patrocinado por el Gobierno de Cantabria y realizado por la asociación Espeleofoto. Todo esto nos ha hecho reflexionar y mirar hacia atrás y recordar la apasionante historia entre el Flash y El Soplao. 
 
El SoplaoEn los años 90 fue nuestro compañero Carmelo el impulsor de las visitas a la cueva, y, junto con May, los primeros flasheros que visitaron esta maravilla. Gracias a su interés y al conocimiento que llegó a tener de sus galerías y salas, el resto fuimos conociendo poco a poco sus secretos. En una de las visitas, Carmelo nos adentró en la cueva hasta que en un determinado punto nos dijo: “ahora vais a cerrar los ojos y andar despacito hasta que yo os diga…” Y cuando los abrimos nos encontramos con el famoso “falso techo” delante de nuestros morros, contemplando de sopetón ese espectáculo de cristales blanquísimos y retorcidos…
 
Nos quedaba por conocer la zona natural del sistema formada por las galerías de Torca Ancha y Torca Juñoso. Cayó en nuestras manos un número del Boletín Cántabro de Espeleología donde aparecía una topografía de ambas torcas, así que un fin de semana decidimos entrar en Torca Ancha. Nos volvió a cautivar esta otra faceta del Soplao, con una entrada un tanto diferente, por una formidable torca oculta en el bosque. Ya en el interior, en una zona próxima a “las galerías del tejo”, no conseguimos conectar con la zona de Torca Juñoso, aparentemente mucho más bella y concrecionada… Para consolarnos, cuando localizamos una galería de mina, pudimos volver hacia el Soplao, siempre espectacular, alcanzando la sala de la “desecación poligonal”, y volviendo a visitar todas las galerías que tanto nos cautivaban. Una vez fuera coincidimos con unos espeleólogos gallegos que nos comentaron que lo mejor hubiera sido haber entrado por Torca Juñoso, y así quedó la frase tantas veces repetida:  “¡Os habéis equivocado de travesía!” (pronúnciese con acento gallego y tono elevado). Así, poco después, durante un verano que parecía invierno, en una de las tournées que solíamos hacer por el norte en vacaciones, conseguimos realizar por fin la travesía entre las dos torcas. Después vinieron más visitas, incorporándose al festival más miembros del grupo que no conocían la cavidad, y quedando todos, como siempre… ¡boquiabiertos!
 
El SoplaoCuando en los primeros años 2000 se cerró el Soplao para acometer las obras del “gran proyecto”, aún se podía visitar el ramal de las torcas, con la correspondiente autorización del gobierno de Cantabria a través de la Federación Cántabra de Espeleología. En una de las visitas que realizamos se sentía un intenso olor a gasoil desde la entrada de Torca Juñoso y durante toda la travesía… En 2005 se abrió al turismo la Cueva del Soplao. Y así seguimos disfrutando, aunque añoráramos el Soplao, del recorrido tan variado, original y bellísimo que era entrar por Torca Juñoso y salir por Torca Ancha, o a la inversa, cuando hacíamos dos grupos y nos cruzábamos, cuando nos salíamos del eje de la travesía para visitar también algunas galerías laterales, impresionantes… En una de estas últimas salidas, cuando nos dirigíamos a la sala de “la desecación poligonal”, encontramos una imponente puerta blindada cerrada a cal y canto en la galería del alud, que nos impidió el acceso.
 
 
En 2015 la travesía se reequipa gracias a la Federación Cántabra de Espeleología con la colaboración de los clubes Piezo y Viana. Los rumores de que en breve no va a haber que pedir permiso para visitar la mayoría de las cavidades cántabras se confirma en julio de 2017, y Torca Juñoso-Torca Ancha está en la lista de ellas. Pero sin embargo, a finales del mismo año se prohíbe y se cierra el acceso a las dos torcas. Parece ser que esta medida ha sido tomada “por acuerdo del Consejo de Administración de la Sociedad Regional El Soplao, S.L.”, empresa pública mixta del Gobierno de Cantabria y las juntas vecinales implicadas, que es la encargada de la gestión de la cueva, y que tiene entre sus fuciones “la gestión, administración, mantenimiento y conservación, vigilancia, investigación, inventario, promoción y comercialización de los bienes y dotaciones inherentes al complejo turístico Cueva El Soplao.” Y las causas que argumentan y que han provocado su cierre son “actos de vandalismo para acceder desde esta travesía a las galerías del Soplao, forzando los cierres de la verja de acceso del interior de la cueva en repetidas ocasiones”, y también “substracciones o daños en sensores y recipientes de recogida de muestras de agua que tienen instalados en diversos lugares los investigadores que trabajan en El Soplao”, además de “… aparte de lo que supone desde el punto de vista de la seguridad que personas incontroladas anden por la zona de la cueva habilitada para visita…”
 
El Soplao¿Y ahora qué? Los buenos momentos vividos en el Soplao también nos hacen mirar hacia delante… Esperemos que pronto exista la posibilidad de visitar la zona no turística mediante un permiso bien gestionado, como ocurre en otras cavidades, que nos permita de vez en cuando volver a esos espacios que nos cautivaron y que podamos compartirlo con los nuevos flasheros que sólo los conocen a través de nuestro recuerdo. Y en cuanto a la “zona turística”, ¿qué decir? Que nos sentimos afortunados de haberla conocido en estado puro, con nuestras visitas constantes, pero fugaces, con el mimo y la delicadeza que sentíamos y que transmitíamos a cada paso, a cada respiro que dábamos, siendo conscientes de que contemplábamos una obra de arte que era preciso no alterar ni siquiera con el susurro de nuestras voces.
 
Fotografías: Archivo GE Flash y Mª Ángeles González

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